«Pablo es un jugador al que admiré siempre, desde que despuntó en River le seguí y me fijaba en su manera de jugar». Así se refirió Messi a Aimar en plena gala del Balón de Oro 2014 para valorar las palabras de cariño que su ídolo de infancia le dedicó en un cariñoso mensaje en vídeo. Ocho años mayor que Leo, el apodado a su pesar como el ‘Payaso’, fue el referente de toda una generación de ‘peloteros’ argentinos que veían en el habilidoso fútbol del menudo centrocampista un ejemplo a seguir.
Nacido en Río Cuarto (Córdoba), Aimar llamó muy pronto la atención de la cantera de River Plate y de la mano de Passarella llegó al club ‘millonario’ donde debutó en Primera en 1996 con apenas 16 años en un equipo lleno de estrellas (Francescoli, Salas, Solari, Gallardo, Sorín, Berizzo o el Mono Burgos) que venía de ser campeón de la Libertadores y que ganaría los siguientes torneos de Clausura y Apertura.
Durante cuatro temporadas demostró sus dotes de grandísimo futbolista con la franja roja en el pecho anotando 30 goles y repartiendo 26 asistencias en 112 partidos. Con cinco títulos locales en su palmarés, una Copa Sudamericana, un Mundial sub 20 (con Balón de Bronce incluido) y dos selecciones en el Once Ideal de América, Aimar dio el salto a Europa aterrizando en un exitoso Valencia al que fue capaz de liderar pese a su juventud.
Como jugador che brilló especialmente en sus dos primeras temporadas completas (2001/02 y 2002/03) logrando el título de Liga en 2002 como jugador clave del esquema de Benítez. En la 2003/04, las lesiones le relegaron a un papel algo más secundario en la conquista del doblete de Liga y UEFA del club de Mestalla.
Tras dos nuevas temporadas con algún altibajo y varios cambios de entrenador, Aimar puso rumbo al Real Zaragoza en 2006 en una exitosa operación comercial (11 millones de euros) que no fue bien recibida por la afición che que idolatraba la singular magia del futbolista argentino que dejó 34 goles y casi medio centenar de asistencias además de una infinidad de controles, regates y detalles de calidad.
En La Romareda, con el ‘8’ a la espalda, cuajó un gran año de debut en el que formó una dupla temible con su compatriota Diego Milito. Su conducción ‘messianica’ y asistencia al delantero en el recordado empate ante el Real Madrid la noche del ‘Tamudazo’ es el mejor ejemplo de ello.
El descenso del equipo maño la temporada siguiente le llevó a salir rumbo al Benfica donde siguió brillando durante cinco temporadas para levantar una Liga y cuatro Copas. Tras un efímero paso por la Superliga de Malasia, regresó a River en una emotiva vuelta a casa 14 años después, pese a que apenas disputaría 15 minutos testimoniales en un partido decidido frente a Rosario Central.
Retirado oficialmente en 2015, Aimar se ha dado el gusto de volver a vestirse de corto con la camiseta de su primer club, el Estudiantes de Río Cuarto, para compartir junto a su hermano un partido de la ronda inicial de la Copa Argentina frente a Sportivo Belgrano y recibir una emotiva ovación de una afición entre la que se encontraban su padre y Marcelo Bielsa.
Fuente: www.marca.com