Muchas carreras nos llevan por superficies distintas. Es una forma de añadir variedad a tu entrenamiento y hace que sea más efectivo, forzando al cuerpo a ajustarse al terreno cambiante.
Pero, ¿conoces cómo las diferentes superficies afectan al cuerpo? Descubre las superficies más comunes y cómo usarlas como herramienta en tu entrenamiento de running.
Una pista de running sintética es buena para tener un tempo estructurado y para el entrenamiento a intervalos. También es perfecta para principiantes o para runners que se estén recuperando de una lesión.
A los runners se les enseña a correr a contrarreloj en la pista. Con el tiempo esto puede llevar a desequilibrios musculares. Por lo tanto, es una buena opción cambiar de dirección de vez en cuando.
El efecto rebote de la pista sintética pone mucho esfuerzo en las pantorrillas y en los tendones de Aquiles. Cambiar a una pista de cemento te puede ayuda con este problema.
El asfalto te da las condiciones perfectas para los entrenos tempo porque no tienes que prestar atención a la superficie. Prácticamente cada paso es idéntico y puedes alcanzar una propulsión máxima. Esto te permite correr a un ritmo rápido.
La dureza de la superficie supone un estrés ortopédico mayor (así que ten cuidado si tienes problemas de articulaciones). La elección de las zapatillas es crucial: asegúrate de llevar un modelo que amortigüe adecuadamente.
Correr en bosques suaves o en la naturales te proporciona la mejor amortiguación y supone un entrenamiento excelente para las articulaciones. Además son ideales para tener una técnica de running flexible y reactiva.
La superficie suave puede repercutir en la fuerza y hacerte llevar un ritmo lento. Así que estos terrenos no son buenos para correr a un ritmo específico, la intensidad es alta incluso en los ritmos más lentos.
Las condiciones cambiantes hacen que correr por montaña sea todo un reto y además muy divertido. La montaña es buena para entrenar las zancadas y la técnica de running. Además el esfuerzo de compensación en las superficies irregulares y los cambios de dirección hacen que trabajes los músculos de apoyo y estabilidad.
Ten cuidado: es fácil que te tuerzas un tobillo. Así que deberías correr sólo en montaña cuando estés bien descansado.
Cuando la arena está dura, correr por la playa es bueno para las articulaciones. Si está blanda, tienes que levantar más las rodillas, pisar más fuerte y aplicar más fuerza, lo cual te ayudará a mejorar la técnica de running y la energía.
Correr en una superficie blanda es agotador, así que deberías incorporar pausas regulares y evitar lesiones. En carreras largas, la inclinación de la arena puede llevar a oblicuidad pélvica. Para evitarlo, deberías cambiar de dirección regularmente.
La hierba es ideal para correr descalzo. Fortalece los músculos de los pies y mejora la técnica de running. Además la hierba bien mantenida te ofrece una buena amortiguación.
Tienes que tener cuidado cuando entrenes descalzo y comprobar que no haya piedras ni cristales rotos.
Correr en cinta es inofensivo para los tendones y ligamentos. Es una buena forma de empezar a correr después de una lesión. Además puedes seleccionar el ritmo y la inclinación de la superficie.
Correr en cinta no es lo mismo que correr al aire libre. El suelo es el que tira de ti así que el efecto de entrenamiento es mucho menor. Además el estrés de ir contra este suelo se refleja en las pantorrillas y en el tendón de Aquiles. Esto te puede llevar a tener lesiones.
En resumen: Cada superficie tiene sus pros y sus contras para tu entrenamiento de running. Deberías escoger la superficie que sea mejor para tu tipo de entreno y cambiar de vez en cuando para que tu rutina se mantenga fresca y variada.
Fuente: www.runtastic.com/ Foto portada: www.shutterstock.com