La selección de Eslovenia se proclamó campeona del Eurobasket 2017 después de imponerse de forma heroica en una trepidante final a Serbia por 93-85.
Dicen que la fe mueve montañas y se ha demostrado muchas veces que también gana partidos. Eslovenia lo volvió a demostrar claramente. Un país de poco más de dos millones de habitantes es campeón del Eurobasket después de ganar todos los encuentros no sólo de este campeonato sino también del torneo clasificatorio, 16 de 16 en total. En la final, ganada a Serbia por 93-85, el equipo que dirige Igor Kokoskov dio toda una lección de carácter, de orgullo y de coraje, especialmente en los últimos y decisivos minutos. A tres del final, Eslovenia vio como Serbia remontaba y empataba el encuentro (80-80) y se encontró con sus dos grandes estrellas, Luka Doncic y Goran Gradic, lesionados en el banquillo.
Esa fe que mueve montañas y que hizo moverse también a miles de aficionados eslovenos a Estambul para dar su apoyo también impulsó al equipo, que sobrevivió de forma heroica con un quinteto compuesto por jugadores secundarios como Prepelic, Randolph, Nikolic, Vidmar y Blazic. Serbia, que había logrado incluso adelantarse en el marcador (77-78, m.35) se vio extremadamente presionada y comenzó a errar lanzamientos ante la numantina defensa eslovena, especialmente por parte de Bogdan Bogdanovic, que asumió la responsabilidad en esos momentos, pero no estuvo acertado. En definitiva, fue un pequeño milagro baloncestístico para coronar a un país en el que el baloncesto es casi una religión. Se pueden buscar muchas explicaciones tácticas para explicar cómo Eslovenia pudo salir vencedor en esos últimos y decisivos minutos, pero posiblemente la principal razón radica en los factores emocionales, en esa capacidad para resistirlo todo y luchar hasta el final, para no darse por vencidos nunca.
La otra razón para llegar a esos momentos decisivos con opciones fue, sin duda, Goran Dragic. Lo que hizo el base de Miami Heat fue impresionante. Cuando Serbia comenzó a imponer su mayor fondo de armario en la primera parte encadenó una racha de acierto absolutamente alucinante, metiendo 20 puntos en los 10 minutos del segundo cuarto. De su mano, Eslovenia creyó y ya no dejó de creer hasta el final, incluso cuando ya se fue el banquillo lesionado o cuando Doncic también tuvo que hacer lo mismo en el minuto 26 tras caer mal y lastimarse un tobillo. La imagen de Doncic –oro en su primer campeonato sénior de selección, por cierto– en el banquillo llorando era realmente impactante, pero eso tampoco pudo tumbar al equipo esloveno.
Igor Kokoskov, su entrenador, también sale de este Eurobasket como un gran campeón. El juego propuesto por Eslovenia, tremendamente ofensivo, altamente atractivo y sin especular lo más mínimo, ha sido una bocanada de aire fresco. Kokoskov, que, por cierto, es entrenador ayudante en Utah Jazz –así que dirigirá a Ricky Rubio–, salió vencedor de una prueba emocionalmente muy complicada al ser serbio de nacimiento. Su Eslovenia le quitó el oro a su Serbia y se coronó por primera vez campeón de Europa. Hay una pequeña justicia histórica en todo esto. Eslovenia, un país de baloncesto, no había logrado nunca en su historia una medalla en este campeonato continental y sin duda su pasión por este deporte se merecía algo mejor. Lo ha conseguido, a lo grande y con todos los honores.
Ficha técnica:
93 – Eslovenia (20+36+15+22): Dragic (35), Muric (5), Blazic (7), Vidmar (2) y Doncic (8) -equipo inicial-, Randolph (11), Nikolic (4), Prepelic (21), Zagorac, Dimec y Cancar.
85 – Serbia (22+25+20+28): Macvan (18), Bogdanovic (22), Lucic (9) Jovic (2) y Kuzmic (6) -equipo inicial-, Bircevic (8), Milosavljevic (2), Stimac (2), Micic (4), Guduric (6) y Marjanovic (6).
Árbitros: Cristiano Maranho (BRA), Tolga Sahin (ITA) y Antonio Conde (ESP). Lucic fue eliminado por cinco personales (min.39).